La realidad del cine porno actual

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Hoy vamos a dedicar este post al gran demonizado de la industria cinematográfica: el cine porno. Es curioso porque, como ya hemos hablado, la temática erótica está muy de boga, y sin duda el erotismo es una baza con la que cuentan muchos directores y guionistas para hacer más atractivas sus obras, pese a quien pese. Al final, parece que es políticamente correcto insinuar el sexo, pero no mostrarlo abiertamente. ¿Dónde ha quedado el género de la triple X?

El formato de las películas porno, como tal, está desfasado. Ahora muy poca gente se aventura a estar delante de una pantalla viendo una hora y media a gente manteniendo sexo; lo que se lleva son los videos porno, más o menos largos, colgados en las webs para adultos y a demanda del cibernauta. Quizá su atractivo radica en que suelen estar clasificados por categorías, con lo cual cada uno ve solo lo que le interesa; y por supuesto, la fuerza del streaming, sin cortes publicitarios y con la opción de descargarlos si se quiere volver a visionar sin conexión a internet.

Así que la industria de la pornografía se ha apuntado a los videos xxx; el porno online es un formato más barato, y por el que sin duda han sacado pingües beneficios, cosa que está bien, porque es un negocio. Y ese negocio ha arrastrado a mucha gente a querer mermar desde su modesta posición, así que los castings para ser actores y actrices porno se han visto llenos de gente amateur queriendo probar suerte en el mundo profesional. Y cuando no se superaban, bueno, tampoco se venían abajo; bastaba con grabar porno casero, y subirlo a una web, y ya se podía ser el/la protagonista de tu propia peli porno.

¿Y cómo es trabajar en una productora porno? Bueno, aunque tengan fama de ser producciones casi chabacanas, de baja calidad y sin otra pretensión que mostrar un polvo aunque con tintes artísticos, una película para adultos lleva detrás una enorme complejidad, y un enorme trabajo con una multitud de trabajadores detrás. Las caras más visibles, como siempre, son los actores y actrices; pero detrás de ellos, desde el director que firma con su nombre, hasta el más humilde de los asistentes del que coloca los créditos, hacen un trabajo ingente, que por supuesto desean tenga el mejor resultado posible. Las pelis xxx no son producto de la improvisación, todos los implicados en ella se esfuerzan e intentan dar su propio toque para que el resultado se diferencie de otros en la medida de lo posible.

Y no lo olvidemos: el porno es porno. No es una tonta frase repetitiva, sino que debemos darnos cuenta del objetivo de la pornografía, que no es otro que el de excitar sexualmente a su público. Claro, cada persona tiene su propio gusto, y un punto que ha de tocarse para que eso sea de una manera u otra, o se producta a más o menos velocidad. Pero en su conjunto, el porno ofrece todo ese estímulo, y no lo olvidemos: el sexo es una emoción primaria. Así que, en realidad, y siendo justos, no deberíamos ser enrevesados ni exigentes con el cine X, cuando en realidad nos afecta tal y como se le pide.

Como en cualquier ramo profesional, los trabajadores de la pornografía no lo tienen fácil, siempre intentando innovar; es algo a agradecer, desde luego, y en los últimos años se ha visto como el porno evoluciona, gracias a nuevos formatos, nuevos directores, y nuevas maneras de contar lo que, en realidad, tiene poco que contar. Pero siempre es bueno que un mundo tan cerrado como este sepa mirar hacia delante y hacia los lados, pensando en no aburrirnos con las mismas cosas.

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