Generalizar no es bueno en absoluto, pero a veces la fama de años es imposible de sacudirse; así que, según se dice, cuando en el cine de Estados Unidos lo que sobra son los medios, en el de Europa lo que sobra es talento. Puede que no sea tan así en realidad, pero son muchos los directores estadounidenses que reconocen haberse inspirado en grandes maestros cineastas europeos; de tal manera que quizá no estaría mal dar un paseo por algunos de los nombres más relevantes:
- Alfred Hichtcok: El maestro del suspense sigue muy vivo hoy, casi dos décadas después de su muerte. Sus películas tienen un estilo tan distinto, que el público que ve un estilo similar en otras películas tienden a llamarlo «Hitchcokniano», debido al uso inconfundible del suspenso y la inquietud.
- Michael Haneke: Como crítico de cine antes de dedicarse a la dirección, las películas del director nacido en Austria muestran posiblemente el mejor retrato de la violencia y las imágenes perturbadoras en la pantalla. Haneke es un cineasta al que admirar, y se pueden ver sus películas debido a la admiración, no porque disfrutes de ellas.
- Jean Renoir: Jean Renoir es para el cine lo que Tolstoy es para la novela: un cineasta muy complejo que reúne a cada uno de sus personajes y escenarios con comentarios perspicaces e interesantes sobre la sociabilidad, la identidad y las relaciones humanas. Jean Renoir representa el pináculo brillante del cine francés anterior a la Nouvelle Vague, además de ser uno de los grandes maestros del mundo del cine anterior a 1960.
- Theo Angelopoulos: El cine griego nunca ha sido bendecido con un maestro tan visionario, poderoso y matizado en su estilo como Theo Angelopoulos, tan simple como eso. Su método cinematográfico controlado por expertos logra trascender su propia coreografía extensa y su naturaleza altamente artificial para convertirse en algo tan inmediato y puro como un documental; libre de los grilletes inherentes del medio y permitiendo observar la condición humana con humor, surrealismo y poder devastador.
- Ingmar Bergman: El cerebro sueco del cine. Más de 60 películas en su haber en sus 59 años como cineasta, y la calidad de cada película rara vez cae. Ha ganado 3 premios de la Academia a la mejor película en idioma extranjero, lo que es bastante impresionante teniendo en cuenta los temas que el director retrata con frecuencia: las películas de Bergman trataron sobre el dolor y el tormento, el deseo y la religión, y se centraron en aspectos realistas que la audiencia informal puede experimentar en la vida.